sábado, 15 de agosto de 2009

"Serios" contra la corrupción

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Una vez, la República de las Maravillas estaba atravesando la más profunda crisis de su historia. Los maravillanos se habían tirado a las calles a herirse mutuamente con piedras, palos y armas de fabricación casera, en protesta por los altos niveles de corrupción observados en la administración pública.
Miles de hombres y mujeres se congregaron frente al Palacio de Gobierno, con leños encendidos y pancartas hechas de cartulina. “¡Corruptos, malvados, mis cuartos se han robado!”, “Funcionario, ladrón, dame ese yipetón!”, “María era pobre, y el pueblo la eligió. Ahora es funcionaria y del pueblo se olvidó!”, coreaba la multitud enardecida. Otros grupos bloquearon las principales carreteras del país. Las escuelas, los destacamentos policiales y los centros de salud fueron cerrados por falta de seguridad. La República era un caos. De emergencia, los hombres más serios conformaron la Cumbre Nacional Contra la Corrupción “Cunacocco 2009”, encabezada por el único miembro del Gobierno que se conservó inmaculado entre los corruptos: El Presidente.
“Nosotros, los líderes serios de la nación, estamos obligados a castigar a los corruptos que tanto daño hacen a los bolsillos roídos del pueblo”, discurseó el mandatario para dejar iniciado el encuentro.
“Para empezar, el Gobierno debe reducir los gastos y los salari…”, decía un empresario cuando un economista del partido de oposición lo interrumpió. “Usted no es quien para decir nada en esta sala. Estamos trabajando contra la corrupción, y usted es un reconocido evasor de impuestos”, criticó el economista. Un periodista se alteró por el comentario. Se puso de pie y le reclamó: “Si por eso es, tu tampoco puedes hablar. Cuando tu partido estaba en el poder te hiciste rico en menos de un año. ¡Barbarazo!, ni los militares hacen eso”.
“Mas respeto a los militares, ¡carajo! Nuestras fincas, mansiones y vehículos de lujo son el fruto de nuestro trabajo, no del lambonismo ni de las relaciones públicas disfrazadas de periodismo”, soltó un coronel invitado a la Cumbre. El obispo pensó en manifestar su opinión, pero, al recordar el estado de su cuenta bancaria y una que otra facilidad gubernamental recibida cada mes, decidió guardar silencio.
Los gritos y los insultos seguían. Un miembro de la Suprema Corte estaba ahorcando con las manos al vendedor de plátanos que lo llamó “encubridor de lo mal hecho”. Justo entonces el viejo Paquito planteó su propuesta: ¿Por qué no sacamos al presidente con todo y gabinete?.
“¡Imposible. El presidente es tan serio como nosotros. Es un miembro distinguido de nuestro grupo!”, respondió alterado un comentarista televisivo, provocando gran silencio en la sala. “Por eso lo digo. ¿Por qué no lo sacamos?”, reiteró el viejo. 150809 Jhonatan Liriano.

3 comentarios:

Lola Vásquez dijo...

Cuantas realidades reunidas en tu escrito!!! Me ha encantado. Vi que "saeta" lo mencionó y publicado en su blog...

Nos leemos!

Anónimo dijo...

Creo que te pasaste con este comentario, tipo. No creo que tengas pruebas para hacer esas afirmaciones.

July Grey dijo...

jajaja buenísimo!