sábado, 25 de abril de 2009

El pacto


Dejaré de quererte si te olvidas del pueblo, si tus ojos se pierden entre cosas y olvido. Maldeciré tu nombre si lo inscribes en la lista de los traidores. No permitas jamás que tus manos se cierren para apropiarse de la tierra, o del aire, o del mar, o del cielo, porque entonces te vería como al mayor de los criminales.
Tus ideas, Paquito, no pueden tejer cadenas que aten el sudor de la gente. Si un día te sorprendo andando los caminos de la avaricia y el individualismo, permitiré, desde la tranquilidad de mi conciencia, que te consumas en la miseria de la consiguiente soledad. Entonces te señalaré ante mis hijos como el vivo ejemplo de la perdición humana.
La misma actitud has de tener conmigo, porque el pacto que ahora firmamos, querido Paco, está por encima de nuestra amistad. El propósito que abrazamos se sobrepone a cualquier deseo particular. Para imponer en el barrio y en toda la República de las Maravillas la barriga contenta, la palabra certera, y la ciencia, y el amor, es imprescindible la coherencia.
No podemos permitir que los traidores que alimentan sus bolsillos alabando al pueblo y sirviendo a los acomodados se mezclen con nosotros. Ellos son responsables de esta pasividad suicida. En la “gobernabilidad” que predican se sustenta el sistema que mantiene a tu madre y a mis hermanos dormidos sobre sueños incumplidos. Miles de maravillanos esperan comerse en el cielo los platos de arroz que ven pasar de largo cada semana, mientras los ilustres “líderes” de la República proponen fórmulas para resolver los problemas intercontinentales.
Es hora del cambio.
Y tenemos que provocarlo.
Tomemos por armas las grandes ideas, los principios universales que enfrentan a la desigualdad y condenan a los líderes “democráticos” que utilizan el poder emanado del pueblo para promover proyectos personales.
Mandemos al paredón a las conductas que atenten contra el desarrollo integral del barrio y de la nación.
Que el pan llegue a la mesa antes que los cuadernos, que las puertas del consultorio sean abiertas antes que las del metro, y que conozcamos lo que somos antes de salir a decir en los foros internacionales lo que queremos ser. Paquito, desde hoy nuestros labios se caerán al piso si intentan detener los anatemas que obligatoriamente lanzaremos contra la desigualdad y la corrupción. No buscaremos la comodidad ni el reconocimiento antes que el imperio del amor, que es la más inquebrantable de las razones. Nunca llamaremos sacrificio al pacto que hoy rubricamos con palabra de hombre, ni a las acciones que por él habremos de ejecutar. Lo nuestro es un compromiso con la memoria de nuestros padres, con los más altos principios abrazados por la humanidad a través de la historia, y con la vida en cada una de sus manifestaciones. Este es nuestro acuerdo, Paquito, y lo cerramos con un abrazo. Venceremos. 25 de abril del 2009. Jhonatan Liriano.

2 comentarios:

Pedro Rodriguez dijo...

Excelente Hermano.
Cada paso debe ir enfocado al camino del cambio. Recuerda que cada paso se vuelve mas peligroso.

Pd. Puse dos articulos tuyos en mi blog

Virginia R.G. dijo...

Yo también quiero firmar tu pacto. Muchos abrazos.

Virgi