sábado, 14 de marzo de 2009

Ven, que hoy es sábado


Hoy es sábado, muchacha, y la tarde está para comérsela, con todo y sol, con todo y cielo.
La brisa clara y fresca de marzo espera para llevarnos a caminar por encima de la acera del barrio, agarraditos de la mano. Saldaremos la deuda acumulada con los viejos amigos y cruzaremos la esquina que siempre es una fiesta. Los periódicos y los noticieros televisivos los dejaremos en casa, para que no intenten jodernos el único día en que somos nosotros. Date pronto, que estoy loco por beberme tu risa, que tengo unas ganas enormes de bendecir todas las cosas, incluso a los malditos partidos políticos. Debemos aprovechar que la mayoría de los funcionarios se retiran a sus fincas robadas y nos libran de la náusea que su presencia nos causa. Por ti nos detendremos a comer helado de “tresleche”, y por mí pasaremos a bebernos un jugo de limón o un vaso de habichuela con dulce en casa de doña Nerola. Con la panza llena iremos al parque, donde limitaremos el contacto a la más simple caricia porque el lugar se llena de carajitos y carajitas. Volverás a recordar el día en que nos conocimos, en un “voladora”. Yo reiteraré mi deseo de tener cuatro hijos. “Ay sí, cómo no. Si tú los pares, porque yo sólo quiero una hembra y un varón. Eso de encabezar una tribu es para las mujeres de antes, mi amorcito”, contestarás, dejando escapar aquella pícara sonrisa que siempre derrumba mis argumentos. De repente llegará la noche. El parque será tomado por los grillos. Y el viento frío nos pondrá la piel de gallina. “Hace mucho frío”, me dirás. “Antes de salir dejé encendida la luz de mi habitación. Debe estar calientita”, te contestaré. Por cuestiones culturales harás un silencio más elocuente que los discursos del presidente de la República. A la humildad de mi hogar llegaremos en sólo cinco minutos. Me tragaré las palabras y comenzaré a besarte como el loco que soy, para cambiar el calor de la bombilla por el de dos cuerpos que empiezan a desnudarse, a quitarse la amargura del lunes, la pereza del martes, las ansias del miércoles, y la desesperación que llega el jueves y el viernes se hace insoportable. En ti encontraré a un ser distinto, hambriento de caricias y besos. En mí se borrarán los cambios sociales, el teatro y las demás pendejadas que me mantuvieron despierto. Buscándonos nos perderemos. Todos los recursos que nos brinda la juventud no serán suficientes para calmar tanta sed. Nadaremos en el sudor más dulce del mundo. Y, por este sábado, ningún dichoso será más dichoso que nosotros. El domingo amaneceremos gratamente cansados y listos para enfrentarnos al lunes, al plomizo lunes que sólo sirve para desear la libertad del sábado. Por Jhonatan Liriano. Ilustración de Rafael Hutchinson.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mi hermano yonathan simplemente una estrella! una persona doliente de nuestra maravilloza republica...ser uno y ser distinto...terrible divicion. maximo avilez blonda