jueves, 29 de septiembre de 2011

Este barrio no es mío



Este barrio no es mío. Pero tampoco es de nadie.

No tiene dueño ese asfalto blanquecino de la calle, ni la acera estrecha que recoge los pasos de tanta gente fugaz.

Los vecinos de aquí son leyendas, construcciones prejuiciadas que sueltan el saludo como piensan el respiro.

¿Quién podría reclamar la posesión legítima de estas puertas cerradas al día, a la tarde, a la noche? Hierros coloridos amplían la tristeza de nuestra distancia. Protegen los hogares del repentino delincuente, capaz de llevarse la vida aunque la deje intacta.

Por este barrio hasta el aroma a café se queda escondido. Lo huelo asomarse con el alba, altanero y dinámico, pero nunca lo encuentro hecho taza de buen vecino, mucho menos estrategia de acercamiento.

En este barrio, llamado eufemísticamente urbanización, ni siquiera hay un parque. Hay una esquina selvática donde no juega el niño, donde no se besan los novios, ni se enfrentan los sueños. Cervezas y estruendo la arrastran a la figura de una cantina cualquiera. Y hasta los cantineros saben que un parque no es una cantina.


Si estoy en este barrio es porque no tengo otro. El que tuve lo dejé parqueado junto a la adolescencia, el mismo día en que salí a buscar los habilidades, y con las habilidades el moro. Ahora vivo aquí, en esta vaina que no es barrio ni urbanización ni nada, entre una mezcla de carnes y concreto. Entro y salgo como por un túnel desierto del que nada me importa, y al que nada le importo.

No quisiera ver a mis hijos creciendo en esta nada. Tengo que volver a mi barrio, o por lo menos construir uno mío.
Jhonatan Liriano

2 comentarios:

mariateresamorel.blogspot.com dijo...

Excelente!! Me gustó mucho este post. Igual comparto la opinión de que nuestros hogares se han convertido en cárceles en la que guardamos celosos nuestra integridad física, que peligra cada vez que ponemos un pie en la calle. Muchas veces, ni siquiera en esas prisiones de cuatro paredes estamos a salvo ya que el delincuente acecha sigiloso nuestra entrada y salida. En fin, qué pena que hayamos llegado a ese punto en el que no somos mas que seres que poco a poco pierden la humanidad.

Maridalia Maldonado dijo...

Yo siento lo mismo. :(