sábado, 2 de enero de 2010

Paulina no conquistó a Chavón


El anfiteatro de Altos de Chavón no estaba completamente lleno. Un moderno juego de luces fue activado y los cuatro músicos entraron a escena, seguidos de dos bailarines que buscaban con una linterna a la llamada Rubia Dorada. Eran las 10:11 de la noche cuando Paulina Rubio salió a encontrarse con el público dominicano, vestida de negro, con falda corta, botas de tacones finos y chaqueta alusiva al estilo militar.
Los haces de luz multicolor rebotaban en los discos compactos que hacían de escenografía, y tres pantallas colocadas al fondo del escenario comenzaron a mostrar imágenes de apoyo a la canción de entrada: “Algo de ti”.

Los aplausos, en su mayoría de adolescentes y jóvenes, no se hicieron esperar, tampoco los gritos de los más emocionados, ya ajenos al retraso que se prolongó por una hora y cuarenta minutos.
Paulina inició el concierto con toda la energía que su mediana voz le permitió, haciendo rejuego escénico con el guitarrista y el director de orquesta, encargado del bajo. Un potente equipo de sonido ayudó a despertar las emociones que se hacían insensibles a la calidad interpretativa.
“Buenas Noches, Romana”, gritó la artista pop, antes de dar rienda suelta al primer set de canciones, compuesto por “Ni una sola palabra”, “Lo haré por ti”, “Todo mi amor”, “Más que amigos” y “Yo no soy esa mujer”.
La pareja de bailarines, vestidos a la manera de pueblerinos latinoamericanos, marcó el primer intermedio con el desarrollo de una coreografía. Inmediatamente después la artista mexicana retornó a escena ataviada como vaquera y cantando “El último adiós”.
Este fue uno de los temas que provocó mayor dinamismo entre el auditorio vigilado por unos 25 miembros del Cuerpo de Bomberos de La Romana y cerca de 30 integrantes del equipo de seguridad privada contratado para el show.
“Dame otro tequila”, “Ni rosas ni juguetes”, “Nada puede cambiarme”, “Enséñame” y “Algo tienes” fueron los temas que siguieron mereciendo el aplauso de muchos.

Paulina iba desarrollando cada canción mientras se movía de un lado a otro del escenario. Más que por el baile, su desenvolvimiento escénico estuvo marcado por el despliegue de su cabellera rubia y rizada.
“Siempre va a haber romance entre un hombre y una mujer. No voy a preguntar quién es mejor. Les voy a dedicar esta canción”, dijo segundos antes de que se escucharan los acordes de “Melodía de mi alma”.
En ese instante parte del público se emocionó y comenzó a gritar las letras de la pieza. Siguieron “Enamorada”, “A contra luz” y “Don´t Say Goodbye”.
Después de una anunciada salida de escena. El auditorio, como es costumbre, pidió otra. Y la rubia salió a complacer con “Causa y efecto”, “Y yo sigo aquí”, y “Te quise tanto”, aquella que en estos momentos es un hit de las emisoras juveniles locales.
Así terminaba, a las 11:32 de la noche, un concierto tan “pop” como la artista que lo protagonizó.

Estrella pop

En la vida como en la música, una cosa es con guitarra y otra con violín. El concierto ofrecido por Paulina Rubio en el anfiteatro de Altos de Chavón demostró que la actual generación de estrellas pop de América Latina necesita algo más que las maravillas del estudio de grabación y la buena campaña publicitaria.

En algún momento estos artistas tienen que enfrentarse con la realidad del escenario, donde vale más el buen canto que el juego de luces, las bocinas y el despliegue coreográfico. La Pau puso mucha energía a su repertorio, pero no consiguió convocar a la llamada “magia de Chavón”. Se quedó corta.

Otros detalles

La producción parece que invirtió importantes recursos en el levantamiento del escenario, equipado con sonido de calidad, luces dinámicas y sistema de pantallas. Este fue uno de los elementos más interesantes del concierto.
Antes de finalizar el recital, Paulina utilizó un lienzo enmarcado para hacer un dibujo que posteriormente regaló a alguien del público.
En un momento del show, cuando Paulina estaba cantando con todas sus pilas mexicanas, dos jóvenes del público se levantaron y pusieron en alto una bandera roja con el rostro de Ernesto Che Guevara, insinuando Dios sabe qué cosa.
Por Jhonatan Liriano

1 comentario:

July Grey Reyes Pilier dijo...

Fui a ese concierto.
Y estoy de acuerdo, no cautivo.